Una sopa de letras en la cabeza

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De esta forma, luego de unas pequeñas frases, inicia la canción «Sopa de letras» de Memphis la Blusera. TREMENDA BANDA QUE RECOMIENDO PARA QUIEN LE GUSTE EL BLUES. Recuerdo que un día apareció en mi casa, de la nada, un disco mal grabado por computadora de Memphis. Hasta el día de hoy nadie sabe cómo llegó, cuestión que desde ahí los conozco porque habré escuchado más de 150 veces sin frenar este disco del año 1994 producto de un recital en el mítico Gran Rex.

La canción narra cómo un vecino del barrio “los abandona” para mudarse al centro y empezó a tener cierto aires de “sabelotodo”. Sobre el final cantan: “Empezó a usar anteojos, sus ojos no veían bien, tan presumido el sabelotodo que no podía comprender y la cuchara se moría en una sopa de letras”.Una crítica a ese amigo intelectual que de un momento a otro tiene aires de superioridad intelectual y no se siente más parte de su entorno.

No está mal formarse, capacitarse, marcar la diferencia para bien e irse del barrio de toda la vida para aspirar a una mejor vida si es necesario. Todo eso está bien siempre y cuando nuestro corazón crezca a la misma velocidad de nuestra cabeza. Al momento que formamos ideas en base al nuevo conocimiento que adquirimos todo el tiempo, pero nuestro corazón se enfría por falta de amor, llega la falta de empatía, frialdad, arrogancia y pérdida de memoria y afecto por el lugar que nos formó de base.

Muchas veces nos pasa que quienes venimos de “ciudades chicas” y nos mudamos a grandes centros urbanos como Buenos Aires, Córdoba, Rosario, etc, de un momento a otro conocemos un mundo nuevo, otra realidad y es natural empezar a notar al retornar de visita que el barrio parezca más chico. El barrio no cambió, nosotros crecimos, ampliamos nuestra perspectiva, pero eso no es motivo alguno para alimentar un aire de superioridad y hacernos una sopa de letras en la cabeza olvidando de cuidar el corazón.

“…El conocimiento envanece pero el amor edifica” 1 Corintios 8:1

Que el adquirir mucho conocimiento no te haga olvidar tus cimientos. No hay que marearse con tanta información, si hay que madurar y dejar que Dios cada día nos enseñe más y nos capacite para ser un buen ejemplo a quienes nos rodean, principalmente a los jóvenes, para que no se dejen engañar por los mentirosos y estafadores que aparecen en la vida. Pero que nuestra inteligencia no opaque el amor que fuimos llamados a compartir con el mundo.

Una vez escuche “podes estar informado, pero no estés inundado” haciendo alusión al consumo de noticias. Estar todo el día con información puede saturarte, enfermarte y estresarte. Por el contrario, quien no se forma, capacita e informa vive en un estado de ignorancia que lo hace perderse oportunidades, crecer y expandirse. Hay que encontrar un sano balance entre una “sana ignorancia” que nos permita disfrutar la vida, divertirnos, mantener viva la fe, el amor, y formarnos constantemente, desarrollar nuevas habilidades, aptitudes, sin tener una sopa de letras en la cabeza.

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