El covid 19 sin lugar a dudas a todos nos está dejando muchos aprendizajes. Bueno, en realidad aprendizaje es cuando le encontramos la solución a un problema que se apareció y ahora podríamos evitarlo a futuro. de lo que te quiero hablar en este artículo es más bien sobre un «descubrimiento» y el mismo es que no te llevas para nada bien con vos mismo.
Todos somos unos cuando el teléfono tiene señal y otros totalmente distintos cuando ya no tenemos datos. Mientras tengamos wifi para ver series o chatear con amigos, todo va a estar bien, pero cuando debemos enfrentarnos a nosotros mismos por el motivo que sea, a veces no estamos listos o descubrimos lo peor de nosotros. En la cuarentena muchos están descubriendo sus miserias y sacando lo peor de ellos porque ahora con la sobrante del tiempo, el espejo de la realidad está bien cerca.
La abundancia de ruido nos puede mantener distraídos y entretenidos toda una vida, conozco personas que no paran de ir de fiesta en fiesta, actividades, agendas completas, todo el tiempo tienen algo que hacer y cuando los tomas por sorpresa en un momento de relax y comienzan a hablar en profundidad sobre ellos, pueden darse cuenta como no saben nada del motivo por el cuál hacen las cosas. O peor, descubren que solo hacen las cosas que hacen para competir con alguien, para no defraudar a un padre, cumplir un mandato familiar o simplemente dejarse llevar por las tendencias sin siquiera preguntarse si realmente es lo aman.
En mi caso personal, durante muchos años busqué llamar la atención de las personas. Ser el número uno, el centro de atención, que nadie se olvide de mi paso por X lugar. En un momento detecté que me sentía triste por la falta de aprobación de ciertas personas, que cada crítica que recibía me pegaba directo a mi ego y me destruía por completo. Entonces pensé: ¿porqué hago esto? ¿porque quiero o porque a muchos les puede gustar? ¿estoy haciendo algo que amo y ni las críticas podrían frenar? Esta última pregunta me parece importante
Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6:6
Todos nacimos con un propósito para esta vida y tenemos que encontrarlo, porque saberlo nos permitirá tomar mejores decisiones. Dios planificó absolutamente todo, el problema es cuando pretendemos andar por la ruta de la vida sin su GPS. Para soportarnos, solo bastará saber el porque hacemos las cosas y que nuestra alma sepa que todo trascenderá a otros más allá de nuestras propias necesidades.
Cuando nos encontramos solos, primero debemos entender que no es así, Dios está con nosotros y es una buena oportunidad para charlar con el. Es un momento perfecto para orar y tener una conversación de corazón a corazón donde puedas quitarte todas tus dudas e inquietudes, planes a futuros y proyectos, porque es en esa conversación con tu Padre, que se perfeccionan los planes. Muchas personas sufren la soledad porque su día a día es puro ruido, sin tener presente que en el silencio a veces escuchamos mucho más.
Sin miedo, sin frustración, hay que regalarnos esas conversaciones donde Dios nos hable y perfeccione. En la intimidad se prepara el mejor plato para luego ser presentado en la mesa del restaurante. Tu cocina del alma debe estar siempre abierta y lista para preparar mejores platos cada día, y si descubrís que algunas veces fallaste y no salió como querías, reinicia el plato.
