El ingrediente indispensable para cumplir los grandes sueños

  • Juan 14:23 = “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.”

Para quienes amamos a Dios, la única forma de conocer su gloria más allá de esta vida, es con un amor puro y sincero. Reflexionando en las palabras de Jesús que habla en estos versículos, entiendo que esta verdad es prácticamente indispensable para todo lo que querramos hacer en la vida. 

Llevo muchos años trabajando con personas, liderando y siendo liderado. Descubrí que cada ser humano tiene sus propias motivaciones a la hora de sumarse a un proyecto. Están aquellos que hacen las cosas por dinero, buscando “poder”, egoísmo, envidia, odio, solo por miedo, obligación, rutina y por amor.

Para aquellos que solo están por dinero y poder, están en constante movimiento y poco les importa lo que dejan en el camino. Suelen ir avanzando en oportunidades que sean más redituable, por más que no sepan cuál es su verdadera pasión y propósito real en la vida. 

Cuando encontras aquellos que les interesa su propio beneficio, son guiados por pensamientos egoístas donde solo está su beneficio antes que nada. Suelen ser pocos fieles, estar más pendientes del cargo que ocupan, critican fácil a quienes los rodean y hace pocos sacrificios por el grupo. Al igual que el grupo anterior, mi bien aparece algo que los haga parecer “mas importantes” o “relevantes”, renuncian rápido.

La envidia y odio son deseos tan fuertes que nutre a aquellos que fueron lastimados y buscan que algo calme su dolor. Por lo general hacen grandes esfuerzos, sufren lo necesario y soportan lo que sea, siempre y cuando el objetivo final sea dañar a un tercero. Esto se ve mucho en la política, vemos líderes que solo se los movilizan guiados por estos deseos y estrechan mano con personas que no son de su agrado, pero les permiten llegar a un nuevo nivel para ver caer a “su enemigo”. Tener personas así en un equipo, es un potencial problema.

Cuando el miedo, la obligación o rutina están liderando los pensamientos, suele pasar que no dan demás y siempre se son poco productivos. No hay una pasión verdadera, sino que por instinto, siguen órdenes al pié de la letras y se esfuerzan por cumplir más o menos con los plazos, las formas y poco les interesa el resultado final. Están con poca motivación y no dudarían en partir si aparece algo mejor. 

Vemos como solo el amor hace posible lo imposible: cumplir con los anhelos del corazón, dando siempre demás y pensando en los quienes nos rodean. El mejor ejemplo es Jesús un día antes de su crucifixión, el declara “si es posible, que esta copa pase de mi”, en otras palabras, el no quería sufrir todo lo que vendría. No obstante no se negó en ningún momento ni buscó apoyarse en los apóstoles para huir. Constantemente se entrego porque sabía que detrás de la cruz, hay una victoria. 

El amor no soporta la rutina, ama la innovación y las sorpresas. Está en una constante reforma, no del propósito final, sino de las formas para alcanzarlo, logrando así mejorarse cada día, brindar siempre más de lo que se solicita y cuidando ante todo el resultado de cada acción. Quienes trabajan con amor, soportan el dolor, son productivos, se mantienen firmes y consiguen sus grandes metas.

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